Todos los seres vivos tienen la capacidad de llevar a cabo la reproducción, proceso mediante el cual los organismos dan origen a nuevos organismos de su misma especie. Esta peculiaridad, entre otras,  distingue a los seres vivos de la materia no viva. Sin embargo, a pesar de que el sistema reproductor es esencial para mantener viva a una especie, a diferencia de otros sistemas del cuerpo, no es esencial para mantener con vida a un individuo.

En el proceso reproductivo humano intervienen dos tipos de células sexuales o gametos, el gameto masculino, o espermatozoide, y el gameto femenino, u óvulo. Todo comienza cuando un espermatozoide del hombre fecunda un óvulo en la mujer, quien abrigará a su descendencia durante los 9 meses de gestación y dará a luz. Cuando ocurre la fecundación, el óvulo fertilizado se llama cigoto, luego este se convierte en un embrión y da paso al desarrollo de un feto.

Los seres humanos, al igual que otros organismos, transfieren ciertas características de sí mismos a la siguiente generación a través de sus genes, que son los portadores especiales de los rasgos humanos. Los genes que los hijos hereden de sus padres son los responsables de la similitud con otros miembros de la familia, pero también son los que hacen que cada persona sea única.

¿Cómo es el sistema reproductor femenino?

La mayoría de las especies tienen dos sexos, el masculino y el femenino. Cada sexo tiene su propio sistema reproductivo único, que son diferentes en forma y estructura, pero ambos están diseñados para producir, nutrir y transportar el óvulo o esperma.

A diferencia del hombre, la mujer tiene un sistema reproductivo situado en su totalidad en la pelvis, que es la parte más baja del abdomen. La parte externa de los órganos reproductores femeninos se denomina vulva, está situada entre las piernas y cubre la abertura de la vagina y los otros órganos reproductores ubicados dentro del cuerpo.

La zona carnosa ubicada justo encima de la parte superior de la abertura de la vagina se denomina monte de Venus y los dos colgajos cutáneos que rodean la abertura vaginal son los labios mayores. El clítoris es un pequeño órgano sensorial que se encuentra hacia la parte delantera de la vulva, donde se unen los pliegues de los labios. Entre los labios están las aberturas hacia la uretra, conducto que lleva la orina desde la vejiga hasta el exterior del cuerpo, y la vagina. Una vez que la mujer alcanza la madurez sexual, los labios externos y el monte de Venus se cubren de vello púbico.

Ahora bien, los órganos reproductores internos de la mujer son la vagina, el útero, las trompas de Falopio y los ovarios. La vagina es un tubo muscular y hueco que se extiende desde la abertura vaginal hasta el útero. La vagina mide de 3 a 5 pulgadas de largo (8 a 12 centímetros) en una mujer adulta. Dado que sus paredes son musculares, tiene la capacidad de expandirse y contraerse, lo que le permite disminuir o agrandar su tamaño para dar cabida a algo tan delgado como un tampón o tan ancho como un bebé.

Las paredes musculares de la vagina están recubiertas por una membrana mucosa, que la mantienen protegida y húmeda. Las funciones de la vagina están relacionadas con las relaciones sexuales, la salida de un bebé durante el parto y como la expulsión del flujo menstrual fuera del cuerpo.

El himen es una lámina delgada de tejido con uno o más agujeros, que cubre parcialmente la abertura de la vagina. Este tejido puede variar de mujer a mujer y generalmente se estira o se rompe después de la primera experiencia sexual, causando un pequeño sangrado y dolor.

La vagina se conecta con el útero mediante el cuello del útero. El cuello uterino tiene paredes gruesas y fuertes. Su abertura es muy pequeña, no más ancha que una pajilla, razón por la cual un tampón no puede perderse dentro de esta zona. Durante el parto, el cuello del útero suele expandirse un poco para permitir que el bebé pase.

El útero tiene la forma de una pera invertida, con un recubrimiento grueso y paredes musculares, de hecho, el útero posee algunos de los músculos más fuertes en el cuerpo femenino. Estos músculos son capaces de expandirse y contraerse para acomodar al feto en crecimiento y luego ayudar a empujarlo hacia afuera durante el parto. Cuando una mujer no está embarazada, el útero mide sólo 3 pulgadas de largo y 2 pulgadas de ancho.

En las esquinas superiores del útero, las trompas de Falopio conectan el útero con los ovarios. Los ovarios son dos órganos ovalados que se encuentran en la parte superior derecha e izquierda del útero. Ellos producen, almacenan y liberan óvulos a través de las trompas en el proceso denominado ovulación. Cada ovario mide aproximadamente de 4 a 5 centímetros en una mujer adulta.

Los ovarios también forman parte del sistema endocrino, ya que producen las hormonas sexuales femeninas, como los estrógenos y la progesterona.

Las trompas de Falopio tienen aproximadamente 10 centímetros de largo y son casi tan anchas como un espagueti. Dentro de cada una existe una pequeña vía de paso no más ancha que una aguja de coser. En el otro extremo de cada trompa de Falopio se encuentra un área de flecos, similar a un embudo. Esta área bordeada envuelve el ovario pero no se fija por completo a ella. Cuando un óvulo sale de un ovario, entra en la trompa de Falopio, y una vez que está en ella, unos pelos diminutos en el revestimiento del tubo ayudan a empujarlo hacia abajo para llegar al útero.