Partiendo del hecho de que retirar o no el vello púbico es una cuestión personal, de gustos, comodidad, costumbres, etc., debemos conversar sobre los efectos indeseables que puede traernos eliminar este vello de forma regular. La naturaleza es sabia y somos el resultado de un increíble proceso de evolución; si tenemos vello en el pubis, es por una buena razón, ¿no crees?

Hoy te quiero comentar algunas de las principales funciones que tiene el vello púbico y por qué los expertos recomiendan no eliminarlo.

En primer lugar, nos ayuda a atenuar la fricción que pueda ocurrir con la piel, formando una barrera de protección contra bacterias, virus y otros patógenos. Es muy importante a la hora de prevenir la irritación provocada por el roce constante durante las relaciones sexuales.

Cuando te depilas, dejas la piel del pubis completamente descubierta. Aunque no lo puedas ver se crean micro-lesiones y los folículos pilosos se irritan. Este es el escenario perfecto para pelos encarnados, granitos y picazón. Con el tiempo puedes notar que la piel ha perdido su aspecto terso y delicado, poco a poco se va tornando áspera, oscura y rugosa.

Además algunos estudios afirman que este es un factor que aumenta la probabilidad de contagio con enfermedades de transmisión sexual, especialmente el herpes y el virus del papiloma. Al entrar en contacto con una piel irritada y lesionada, es mucho más fácil para el virus adueñarse del entorno y provocar la infección.

Por último debo mencionar que existe una creencia popular incorrecta. Se cree que el vello púbico es antihigiénico y poco estético, que fomenta el mal olor vaginal y que no favorece el atractivo sexual. Todo esto es falso. El vello púbico no interfiere con una buena higiene, al contrario, favorece la buena salud genital. No provoca mal olor; es cierto que al existir vello púbico abundante puede aumentar la humedad vaginal por el sudor, pero el mal olor siempre se debe a otras causas, como una infección o el aseo inadecuado. Para finalizar, el vello púbico puede resultar poco atractivo para algunas personas, pero para otras es todo lo contrario. Este sigue siendo un símbolo de feminidad y belleza que nos ha identificado a lo largo de la historia.